Luego, se marchó junto con su familia, que debió abandonar la vivienda, sus empleos, su escuela y su país.
No había otra opción. Los narcotraficantes les ordenaron que se fueran.
Cientos de familias están huyendo de los poblados algodoneros del Valle de Juárez, una franja fronteriza ubicada unos 80 kilómetros (50 millas) al oriente de la ciudad del mismo nombre. En una nueva estrategia, los carteles mexicanos del narcotráfico, quienes buscan que nadie interfiera con sus operaciones, están aterrorizando a la gente para que despeje la zona.
Los narcotraficantes han incendiado casas en Esperanza y una iglesia en El Porvenir, en pleno Viernes Santo. En los lugares en los que han atacado, han dejado notas, ordenando a los habitantes que se vayan.
"Eran escritos a máquina, y decían: 'tienen unas horas para salir'", dijo Christian, el chico de 14 años, mientras partía para buscar una nueva vida en Texas. Como otras personas mencionadas en esta nota, Christian sólo estuvo dispuesto a dar su primer nombre, por miedo a represalias. Otros estaban tan atemorizados que ni siquiera quisieron dar esa información.
En El Porvenir, que tenía unos 3.000 habitantes, parecen quedar apenas unos 200. Durante la Semana de Pascua, cuando las escuelas estaban cerradas y solía haber mucha actividad en la plaza central, lo único que se movía eran unos cuantos perros callejeros.
El éxodo parece ser provocado por el Cartel de Sinaloa, la organización narcotraficante más poderosa de México. Fuentes de inteligencia de Estados Unidos dijeron a The Associated Press la semana pasada que esa organización criminal ha tomado el control de las rutas para el tráfico de estupefacientes en toda la región, luego de una guerra sangrienta de dos años con el Cartel de Juárez.
La organización de Sinaloa, encabezada por Joaquín "El Chapo" Guzmán, trata ahora de mostrar a los lugareños quién manda en la región, dicen expertos e incluso funcionarios mexicanos. El ejército, que detuvo el martes a cuatro hombres acusados de incendiar más de 20 viviendas en el valle, dicen que todos los sospechosos están vinculados con el cartel de Sinaloa.
"La advertencia en El Porvenir fue también una advertencia al cartel de Juárez", dijo Tony Payán, investigador en la Universidad de Texas en El Paso, ciudad fronteriza con Juárez.
Laura Pallares, cajera de un minisupermercado desde donde puede verse el puente que lleva a Fort Hancock, Texas, dijo que ha visto unas 20 furgonetas dirigirse a la frontera todos los días durante las últimas semanas, transportando a las familias que huyen con sus pertenencias.
"Ha sido un éxodo", dijo por su parte Arturo Vega, oficial mayor de la presidencia municipal de Guadalupe, donde suelen escucharse disparos durante la noche. En ese municipio, ha habido comerciantes asesinados y viviendas incendiadas.
Algunos huyen a Fort Hancock y Fabens, otra comunidad agrícola cercana en Texas. Funcionarios de la oficina federal de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés), señalan que las solicitudes de asilo se han incrementado considerablemente desde octubre, cuando comenzó el año fiscal. Un total de 47 personas pidió la protección del gobierno estadounidense, por encima de las 11 que lo hicieron en el año inmediato anterior.
Y esas cifras no cuentan a las personas que no solicitaron asilo o que cruzaron la frontera en forma ilegal.
La llegada de pobladores _casi 50 estudiantes nuevos se han inscrito en las escuelas de Fort Hancock, que tiene una población de 1.700 habitantes_ ha provocado en esas comunidades texanas el temor de que algunos miembros de las organizaciones narcotraficantes lleguen también para intimidar a la población.
Y los agentes del alguacil del condado de Hudspeth recomendaron que los agricultores y hacendados locales permanezcan vigilantes y armados.
La región es ideal para los traficantes, pues hay kilómetros de carreteras de tierra, rara vez recorridas por los policías federales o los soldados. El Río Bravo, que divide a México de Estados Unidos, suele tener tan poca profundidad en el área que los traficantes pueden cruzarlo en autos o incluso a pie.
Al menos una nota escrita, que fue copiada y distribuida en el poblado cercano de Praxedis, negó que el cartel de Sinaloa sea el autor de las agresiones. Afirma que una organización rival _aparentemente el Cartel de Juárez_ había lanzado la campaña con el fin de atribuirla a sus rivales, quizás en una venganza por estar tomando el control de la zona.
La nota llevaba la firma: "Atentamente, el Cartel de Sinaloa".
Independientemente de qué organización criminal es responsable, la estrategia es clara. En todo el valle se aprecian casas de concreto, ennegrecidas tras los incendios. Los traficantes han enviado a sus sicarios para advertir a los trabajadores del gobierno que suspendan sus planes para construir una carretera que llevaría de El Porvenir al oriente, llegando hasta la frontera.
El temor alcanzó su punto máximo en El Porvenir el Viernes Santo, cuando los sicarios trataron de derribar la puerta de la iglesia. Patearon un panel de la puerta e incendiaron la fachada. Los lugareños lograron evitar que el fuego se propagara.
"Esto yo lo veo como advertencia... de que ya nos vayamos de aquí , es lo que yo veo", dijo el cura Salvador Salgado. "Piensan: 'quemamos el templo, y se va toda la gente'"
Los soldados y la policía federal intensificaron los patrullajes después del ataque a la iglesia, pero pocos residentes se sienten más seguros.
"Este lugar era una chulada (muy bonito)", dijo Pancho, de 48 años, mientras le reparaban un neumático a su vehículo, en uno de los cuatro negocios que siguen abiertos en El Porvenir (los otros tres eran una fonda, una panadería y una tienda de autopartes). "Siempre andábamos por todas partes. A veces cruzábamos al otro lado (a Estados Unidos), caminando, y nuestros papás no se preocupaban".
Al otro lado de la calle, el dueño de un establecimiento que vendía refrescos y cervezas empacaba sus pertenencias, incluido un pequeño tanque de propano y una máquina expendedora.
"No podemos funcionar así", dijo.
Fuente: AP
Publicar un comentario