28/05/2011.-El debate sobre cuál ha sido el mejor equipo de fútbol de la historia seguramente nunca se resolverá de forma definitiva. Pero este sábado el FC Barcelona le dio un nuevo argumento a quienes reclaman ese título para el equipo que dirige Pep Guardiola.
Por lo pronto, ya nadie les puede disputar la Copa de Campeones de Europa —la segunda en los últimos tres años— que obtuvieron en Londres luego de derrotar por 3 a 1 al Manchester United.
Y la autoridad con la que se impuso el Barça ante el que sin duda es uno de los grandes equipos europeos también abonará a la leyenda de jugadores como Xavi, Iniesta y, sobre todo, Lionel Messi, quien marcó el gol que a la postre le daría victoria a los catalanes.
La decisión del Barça de dejar que fuera el defensor francés Eric Abidal -recientemente operado de un tumor en el hígado- quien recibiera la copa, también le agregó un punto extra de emoción a la ceremonia.
Y detalles como éste, o como la decisión de pagar para jugar con el logotipo de Unicef en el pecho, seguramente han contribuido a aumentar el atractivo del Barcelona por todo el planeta.
Es en el terreno de juego, sin embargo, donde el Barça está construyendo su leyenda.
Y el Manchester de sir Alex Ferguson —que tampoco pudieron con los azulgrana en la final de Roma, hace dos años— puede dar amplio testimonio de eso.
Así, durante buena parte del partido, los "Diablos Rojos" no pasaron de ser meros espectadores.
Y la belleza casi hipnótica de su juego colectivo, su compromiso con el espectáculo y el fútbol ofensivo, y la magia de Messi, estuvieron todos en evidencia en la final de Wembley.
10 minutos para el Manchester
El partido, sin embargo, empezó mejor para el equipo inglés.
El Manchester United tomó prestada una hoja del librillo del Barcelona y empezó el juego presionando a los catalanes por toda la cancha.
La intensidad de los jugadores de Ferguson incomodó a los campeones de España que durante ese período no lograron conservar la pelota.
El Manchester intentó morder utilizando las bandas y buscando a las espaldas de los centrales catalanes a un "Chicharito" Hernández tremendamente móvil y a un Wayne Rooney que forzó una espectacular salida de Valdés en el minuto 8.
La presión del equipo inglés, sin embargo, duró solamente diez minutos y un par de disparos lejanos de Villa fueron el indicativo de que ya empezaba a cambiar la marea.
Los catalanes empezaron a tocar más de primera y Messi bajó hacia la media cancha para involucrarse más en el juego.
Y la sinfonía colectiva del Barcelona se empezó a escuchar.
En el minuto 15, por ejemplo, Pedro falló por poco luego de una gran jugada colectiva.
Villa disparó desviado cinco minutos más tarde e inmediatamente después forzó una parada de Van der Sar.
Para entonces la pelota ya era toda culé y Messi hacía gala de su habilidad desparramando defensas por todo el césped de Wembley.
Y los defensas ingleses estaban tan preocupados por el pequeño argentino que en el minuto 26 dejaron un pasillo que aprovecharon Xavi y Pedro para marcar el 1 a 0.
El pase a profundidad del capitán del Barça encontró al tinerfeño sólo dentro del área y su definición, pegada al palo, dejó a Van der Sar sin oportunidad.
Un equipo especial
A pesar del dominio catalán, el Manchester United pudo volver ilusionarse gracias a un gol de Rooney en el minuto 34, el que llevaría a los dos equipos al descanso en situación de paridad.
Hay indicios de que Giggs podría haber estado en fuera de juego al momento de recibir la pelota de parte de Rooney, pero la definición del delantero inglés cuando su veterano compañero le devolvió el balón fue simplemente magistral.
Se trató de un gol muy similar a los que acostumbra marcar Messi, quien tuvo que esperar al segundo tiempo para establecer la diferencia.
Las oportunidades seguían siendo todas para el Barça y la defensa del Manchester se olvidó de presionar al argentino cuando éste recibió la pelota en las afueras del área.
Y, para delirio de la hinchada culé, el zurdazo seco del argentino fue imposible de detener para Van der Sar.
Aún con el marcador 2 a 1 el Barça continuó atacando, con esa fluidez que hace sentir que verlos jugar es, sencillamente, un privilegio.
Entre el minuto 62 y el minuto 69 los azulgrana prácticamente crearon una oportunidad cada minuto, hasta que después de un slalom mágico de Messi, David Villa recuperó la pelota en las afueras del área para acabar definitivamente con las esperanzas de los campeones de Inglaterra.
Su disparo con rosca encontró la escuadra de Van der Sar para poner número definitivos a la contienda.
Fue un golazo digno de un gran partido y de un equipo de leyenda. De un equipo especial.
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